• La noche y sus malos hábitos

    La mala educación de los liberteños bajo la luna.




    Durante el día, habitualmente, las personas temen cometer faltas o delitos por temor a que las autoridades los sorprendan y les apliquen una drástica sanción.

    Pero al caer la noche, cuando el sol descansa y las aves duermen, existe un ser de raza distinta, una raza que no se rinde de cometer monstruosidades en su comunidad, que se autoexige para dañar a su medio ambiente, seres con coraje que no tienen miedo a equivocarse y ser corregidos por las mismas autoridades.

    Dichas personas cometen irregularidades como principalmente botar desechos en lugares donde no están permitidos, esta acción atenta contra las normas cívicas y también perjudica al medioambiente, es por eso que se debe castigar severamente a quienes realizan estas barbaridades dañando la imagen de su ciudad.

     Sin embargo, esto no es un comportamiento moderno, sino que es parte de la historia de las personas. Las autoridades no hace nada por educar a la comunidad, solo dejan que siga pasando, haciéndose de la vista gorda como si no les afectaría a ellos mismo junto a su propia familia.

    Alexis Rivera de la Cruz menciona que en la urbanización Monserrate, en donde vive, constantemente pasan carros que no precisamente son de su comunidad, sino personas extrañas que arrojando basura y desmonte al conteiner. En varias oportunidades anotó las placas de aquellos de los vehículos con el fin de dar parte a los serenos, pero ellos no le dieron la importancia del caso.

    Por otro lado, hay personas que estacionan sus autos en la vereda bloqueando la salida de sus viviendas. Este mal comportamiento se dimensiona si ocurriera un temblor o un terremoto.
    Es cierto que el amor es bueno y una etapa de la vida donde cada uno suele trasmitir sentimientos hacia la persona que ama, pero al sentir esas sensaciones de placer donde el cuerpo pide acercamiento corporal la persona tiende a expresarlo, nadie juzga que esas intenciones sean malas siempre y cuando no sean exhibidas en público, muchas veces las persona aprovechan la oscuridad para hacer este tipo de movimientos corporales en medio de la calle, sin vergüenza alguna. 

    Gerson Ríos Mendoza afirma que todas las noches observa ese tipo de acciones, como parejas “calenturientas” que buscan lugar oscuro para estar ocultos y obedecer lo que ordena el cuerpo.

    También se observan individuos que creen que la calle es un urinario público. En cada esquina miccionan dejando esos lugares mal olientes. 


    Diego Carranza Sangama

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